martes, 20 de marzo de 2018

Mesa de Luz DIY



Hace 2 años nos vinimos arriba y decidimos hacer nuestro primer (y único) #IKEAHack. Lo primero, dejar muy claro que no somos muy fan del bricolaje. A mi me gustan las manualidades, pero nada que implique herramientas mecanizadas como un taladro. Así que a eso de armar una mesa de luz le tenia mucho respeto. 
Pero en el salón nos hacia falta una mesita que fuera útil para el peque (teníamos un puf, más para apoyar los pies que para otra cosa). Queria que fuera también un espacio para el para pintar o jugar con plastelina. Y la idea de la mesa de luz me rondaba por la cabeza porque en la guardería el cacahuete había flipado con ellas. De hecho, como a muchos niños, todo el tema de las luces le apasiona.
En el fuerte de cojines y mantas
Cuanto más lo miraba más me parecía un elemento que no caduca al cabo de 1 año, si no que en cada edad puedes descubirle nuevos usos.

En aquel momento encontré varios blogs con instrucciones diversas. Desde meter luces de navidad (blancas o de colores según el gusto) en un "tupper" grande y transparente a cosas muy sofisticadas (una simple búsqueda de "mesa de luz" en google os dará una buena muestra del abanico de posibilidades). Pero yo quería algo sencillo y que tuviera la doble utilidad de ser una mesa baja para toda la familia. Y encontré varios blogs para convertir la mesa LÄTT de IKEA, super económica pero recia y que viene con dos sillitas estupendas, en una chulisima mesa de luz. Y no había hecho este post porque el blog del que yo saqué las instrucciones era estupendo! Pero ahora veo que ha desaparecido así que hago un  intento de explicar como la hicimos si es que me acuerdo.

Vamos un momento a repasar opciones:
1. La más sencilla: lo dicho, un contenedor con al tapa transparente (como para almacenar ropa bajo al cama) y unas luces. Se puede hacer un orificio en el lateral para sacar un cable o usar luces navideñas a pilas (suelen tener poca intensidad). Nosotros lo probamos para ver que el niño realmente tenia un interés antes de "venirnos arriba". Que a veces tu ves muy claras las cosas y ellos tienen otras ideas y te comes la mesa de luces con patatas. 

2. Intermedio: Un cajón o caja de madera con un sobre de metacrilato. Que el sobre sea rígido y no una tapa de plástico tiene ventajas porque se entusiasman y se apoyan con todo el alma sobre ellas. Tienen la ventaja de ser portátiles y se pueden guardar facilmente. Para nosotros eso era más bien un impedimento porque era "otro trasto más" y yo quería que tuviera función de mesa plenamente operativa. 

3. Una mesa modificada. Hay muchas opciones. En genaral empiezan con algún modelo de mesa de IKEA (porqué será?). Vais a ver de modelos super sofisticados a muy sencillos. Nosotros elegimos la que nos pareció más fácil de hacer.

MATERIALES
Vamos a ver que nos hace falta para la opción 3:

*Una mesa LÄTT (20€)
*Unos leds a gusto del consumidor (blancos o colores, en tiras o rígidos...). Led para que no se caliente y quememos la casa. ¿Vale? Bien. Nosotros escogimos los EGLO (3M) de Leroy Merlin (en ese momento nos costaron 23€), es una tira bastante larga y permite cambiar el color, elegir intensidad y velocidad del cambio de luz mediante un mando a distancia.
*Una plancha de metacrilato. El grosor del metacrilato es importante. Una plancha muy fina es un riesgo ya que existe la posibilidad de que les de por subir encima de la mesa. No que se lo vayas a consentir pero por si les da ese momento de iluminación, mejor que el metacrilato aguante. Y aunque no suban (mi cacahuete es de los prudentes y prefiere tener los pies en el suelo) jugando con la mesa se entusiasman y se apoyan sobre ella, incluso mayorzotes de 8 años como mis sobrinos, y pesan! Nosotros la cogimos de 4mm y ha resistido 2 años sin el menor problema. La cogimos blanca para que no se vean las luces y difracte el foco de luz dando un efecto más difiso (mejor para la vista y más estetico). Para nuestra mesa LÄTT la plancha media 55*55cm y nos costó 18€ en 2016. EL reto fue encontrarla. Después de muchas vueltas resulta que es fácil que tengan (ojo al grosor) en centros de rotulación. Nosotros compramos la nuestra en Retols.cat (Sabadell), donde nos la cortaron perfectamente a la medida. Para esta mesa en particular te han de recortar unas pequeñas muescas en las equinas para que encaje bien. En nuestro caso no nos dimso cuenta y hubo que pedirle a mi suegro al sierra de calar. Lo sencillo es ir al comprar el metacrilato llevando la plancha de la mesa y que te la corten identica.
*Protector de escritorio SKRUTT (3€)
*Cinta adhesiva de doble cara.


Así que el precio final de la mesa de luces fue de unos 65€, lo que está muy bien. 

El reto es ensamblarlo todo.

INSTRUCCIONES

Lo primero es montar la mesa LÄTT pero hacerlo mal (¡he, por una vez es a queriendas!), ya que el sobre lo colocamos como si fuera un fondo:


El fondo es ahora blanco por lo que te puedes ahorrar forrarlo de papel de aluminio. Si no es blanco, mejor lo forras para que la luz revote y se difumine más. 
Fijamos las luces LEDs con cinta adhesiva de doble cara

Fijaros en las muescas de las esquinas. Esas son las que os han de hacer en el metacrilato. Y las aprovecharemos para sacar el cable de los LEDs.
El sobre de metacrilato va sencillamente apoyado sobre la mesa, queda bien encajado y no se mueve ni un ápice. 
Como el metacrilato es muy sensible a las rayadas y estos LEDs tienen mucha potencia, colocamos sobre la mesa el protector de escritorio blanco SKRUTT que recortamos con un cutter para ajustarlo a la mesa.

Y voila! ya tenemos mesa de luz!

Nosotros hemos jugado con legumbres, explicado cuentos a la luz cambiante de la mesa usando pompones y vasos de plástico, hemos experimentado con colores usando separadoresde plástco transparentes ya que las luces de colores dan mucho juego. Hemos jugado con formas ensamblando depresores linguales y cañitas, y con todo tipo de materiales... Y el cacahuete siempre encuentra algo nuevo con lo que experimentar.

Al cavo de un tiempo a la mesa le añadimos un toallero (el GRUNTAL de IKEA) en un lateral (en el que no está el transformador, por motivos obvios) en el que colocamos un rollo de papel de pintar (MALA de IKEA) y un pote para lápices colgando. Para pintar sólo ha de estirar del papel y listo! 
Como veis la mesa también sirve de puerta en los fuertes de cojines (y podéis ver el toallero con el pote de lápices, que va muy bien para dejar el transformador). No tenia otra foto en que se vea bien el toallero.

Si van a jugar con líquidos o la quieres usar para merendar, es importante poner un plástico o hule ya que los derrames de líquidos en esta mesa son cosa seria (he de decir que hemos tenido un par de accidentes y el metacrilato está tan bien encajado que no ha calado dentro).

Os dejo algunas fotos del disfrute!
Las gafas de protección las usó mi suegro durante le corte, no son necesarias para jugar con la mesa! ;) Veréis que en esta imagen se nota más donde van las luces. Al añadir el protector de escritorio se difuminan más y el efecto es mejor:

Cazando bolas
Dominó fusión!
Construcciones mil (El jenga tambén es de IKEA, como no)
Explicando el cuento de los 3 cerditos (cuando viene le lobo se pone rojo!). Soplaré, soplaré y la casa derrumbaré!
Los LEDs que elegimos se controlan con un mando a distancia, puedes elegir el color a voluntad, con lo que se puede añadir mucho dramatismo a los cuentos! :D

Y de las cosas que más les han gustado: bolas de agua (water beads) y mesa de luz:

No tengo fotos pero a los más mayores les ha gustado calcar, ver hojas a través, dibujar con legumbres... Y las bolas de agua que son para todas las edades... ;)

Y la mesa cumple plenamente su función, no solo cuando está encendida!

Y para la mamá aficionada a la fotografía siempre es fuente de diversión...



miércoles, 17 de enero de 2018

De cantamañanas y desinformación médica


Estos días oímos hablar mucho de terapias alternativas a raíz de un polémico “congreso” que se ha celebrado en Barcelona. Éste es un tema que me toca mucho. Básicamente me alucina. Entramos en el s.XIX retrocediendo en muchos aspectos. Tanto políticos, como sociales, como de salud!  En general me callo y lo dejo pasar pero hoy ya no he podido más.

Tengo unos parientes próximos que son grandes defensores de todo lo que no sea “medicina”, que no venga envasado por una farmacéutica, aquello que no venga respaldado por un profesional médico acreditado (de verdad, no en la universidad de la vida o similares, que hemos visto de todo). Con los años he aprendido que no se puede discutir con ellos. Ni con ellos ni con muchos otros que me he ido encontrando a lo largo de mi vida. 

Por aquello del “tú que eres bióloga” es un tema que sale a menudo en conversaciones muy dispares. Intento no entrar al trapo porque con el tiempo he aprendido que no sirve de nada, pero me cuesta. Mucho. Y si entras acabas siempre en un mismo punto: es que estas vendido a las farmacéuticas (Joder! Que me digan en que cuenta me lo están ingresando que no me he enterado!!). O, alternativamente, es que te han engañado en una mega-conspiración en la que participa todo el colectivo investigador, farmacéutico y médico (tela! Tanta gente, toda tonta o malvada!). Con este argumento no se puede discutir y habría que aceptar que el sol sale por el oeste o que la luna es de queso roquefort. Suelo intentar respirar hondo y pensar que, a fin de cuentas, es selección natural. Y yo soy bióloga.

Pero a veces hablas con gente algo más razonable que te pregunta con verdadera curiosidad, y ahí no me importa entrar. Este sector incluye a algunas conocidas con críos que optan por no vacunar (que mala me pongo...) o por tratar las alergias y problemas severos de salud de sus retoños con homeopatía y hierbas. Es cierto que un corticoide (por decir algo) trae un prospecto que si te lo lees te dan ganas de tirarlo a la basura porque la lista de efectos secundarios para tu retoño es acojonante... y las hierbas no traen prospecto. Lo malo es que no los traen, no porque no tengan efectos secundarios, sino porque se están colando en un vacío legal, entran como nutriceutico, como condimento... o están prohibidas y las compran de “extranjis” precisamente porque su bioseguridad no la ha testado ni dios, y si en 5, 10 o 15 años tu retoño tiene problemas hepáticos por culpa de la hierba... no hay responsabilidades. Eso y que a menudo le estas dando la planta de la que se sintetizó el principio activo del fármaco que te han recetado... sólo que con mucho menos control de dosis y unas impurezas que a tu hígado le van a sentar fatal. Pero a menudo te defienden que la han prohibido por los intereses farmacéuticos... y ahí estamos otra vez en la casilla de salida y lo dejo correr. Ni las farmacéuticas son “buenas” (que son un negocio!) ni son el demonio. Y  las empresas que venden azúcar a precio de caviar o los que se forran con charlas y libros a costa del miedo no son ángeles ni mártires. 


También me he encontrado con otro  problema recurrente. En muchos casos me dicen cosas como “es más fácil entender los argumentos antivacunas, o los beneficios de determinados tratamientos naturales, que todo un estudio científico”. Y me quedo de pasta de boniato.

Hay artículos de divulgación excelentes sobre la mayoría de temas, en especial sobre el tema de la vacunación. He visto infográficos suuuuper visuales. No acabo de entender porque cuaja más un pensamiento que el otro. Puede que los “alternativos” hagan más ruido, mejor campaña y sean capaces de conectar mejor con el público, ya que ese es el rasgo imprescindible del charlatán, del vendedor de humo. Su carisma. Pero la salud no debería ser un tema de carisma. Os quiero hacer una reflexión si sois de los de este grupo: A pesar de que lo estudié con bastante profundidad, para mí, el vuelo de un avión sigue teniendo algo mágico y misterioso. Pero en el mal sentido. No tengo control. Ninguno. Es grande, pesado, ¡las alas son muy pequeñas! Y no tener control es algo que me pone los pelos de punta (soy “un poco” controladora). Cada vez que vuelo estoy intranquila. Pero de ahí a bajarme unos manuales de Internet y ver algunos vídeos de Youtube, y decirle al piloto, quita, que piloto yo... porque así voy a tener mayor sensación de control...absurdo ¿verdad?
Pues eso es exactamente lo que queremos con respecto a la salud. Queremos pilotar.  Y lo entiendo. Al 100%. La sensación de desamparo que da en el momento que pones TU salud en manos de otro es tremenda. Y es una de las asignaturas pendientes para muchos médicos. Ser capaz de aceptar al paciente como copiloto. De ayudar al paciente a saber que sigue teniendo el control. Pero en última instancia, mal que nos pese, debemos aceptar que no somos el piloto.  Que un blog, un libro, por gordo y sesudo que parezca, o una o varias charlas gratuitas o de pago, no nos califica para comprender en toda su dimensión lo que un profesional ha aprendido en 5 años de carrera, 3-7 de interinaje o doctorado, y muchos años de práctica clínica o científica.

Podría pasarme horas aportando datos sobre como las mejoras en medicina, los partos hospitalarios, las unidades de neonatos, las vacunas, los antibióticos, los avances en cirugía, en detección por imagen, los avances en genética, bioquímica, en farmacología... han disparado nuestra esperanza de vida y nuestra calidad de vida. Pero no voy a hacerlo, no en este post. Son datos que se han compartido hasta la saciedad. Personas más cualificadas que yo, médicos, virólogos, inmunólogos, oncólogos... han dedicado ríos de tinta a estos temas demostrando el valor de las vacunas, las terapias contra el cáncer, los antibiótocos... Los datos de mortalidad infantil, esperanza de vida, mortalidad maternal... están en la página web de la OMS, incluso en el instituto nacional de estadística, disponibles para cualquiera. La OMS tiene incluso infogràficos en que se relaciona la incorporación de determinados  factores, como las vacunas o las sillitas de seguridad para niños en el coche, con datos crudos de mortalidad infantil. Pero no hay más sordo que el que no quiere oír ni más ciego que el que no quiere ver. Por eso aquí hoy no escribo datos ni referencias (¡como los charlatanes!), esto no es un artículo científico. Solo os quiero hablar desde el corazón. Invitaros a la reflexión.

En su mar de contradicciones en la misma tarde una mujer intentaba convencerme de que no vacunara a mi hijo no fuera caso que le diera autismo (Jesús... que manía) y un rato más tarde me contaba una anécdota de su infancia y mencionaba a su vecinito, con el que jugaba mucho de niña pero que un buen día cogió la  polio y ya no pudo jugar más, y en unos años murió, pobre chiquillo... Vale. Le dije que a mi hijo, en última instancia, lo prefería autista que muerto. Ese argumento parece que era válido y me ahorró otra tarde de indignación y argumentos absurdos y discutir con un muro. Pero el caso es que yo no tengo anécdotas así. Mi madre sí. La mayoría de gente mayor tiene estos recuerdos. Pero ya nos estamos olvidando.

Yo soy genetista, mi experiencia personal en este tema es muy simple y más reciente. Inicié mi doctorado en el año 2000, en aquel momento, para las enfermedades graves con las que trabajaba todos los pacientes eran pediátricos, y pocos pasaban de 5 años. Esa era su esperanza de vida. Sólo en 17 años, trabajando con las mismas enfermedades o incluso algunas más severas, nos encontramos ya con adolescentes o jóvenes adultos, hay que reescribir las introducciones de los artículos en que solíamos decir que la esperanza de vida de tal o cual enfermedad es de 1-5 años y ahora no ponemos ese dato porque estos niños viven. Y no es por una hierba ni por unas bolas de azúcar.


Personalmente no consigo entender porque la gente quiere volver a poner  a prueba la selección natural. A comprobar si su sistema inmunitario o el de sus hijos está al 100% como para resistir a una polio o a una tosferina o tiene la capacidad de eliminar un tumor por sí mismo y sin ayuda. Deberían leer más libros de historia. Mi bisabuela tuvo 11 hijos de los que llegaron a edad adulta 3. Y era lo normal. De verdad. Revisad las pirámides de población a lo largo de la historia! 

Personalmente, como bióloga, “mamá Naturaleza" me da mucho respeto. Llevo bregando con ella de forma profesional durante muchos años y tengo claro que de “madre” nada, al menos no como yo entiendo a una madre... No sé en qué madres piensan otros. A la naturaleza los individuos se la traen al pairo. Si la especie sobrevive, ahí estará, si no... pues a extinguirse.  Como especie gracias a este aumento de la esperanza de vida nos hemos expandido hasta límites inconcebibles para nuestros antepasados.  Y haber sido capaces de borrar de nuestras memorias más recientes el efecto devastador de muchas enfermedades nos ha llevado a la soberbia de creernos que esos remedios no funcionan y son innecesarios. Y yo discrepo. Profundamente.