sábado, 21 de febrero de 2015

Haciendo planes...




El problema es que con la maternidad (o paternidad, da igual) nosotros hacemos unos planes, y la naturaleza y la criaturita hacen otros. Y tú te acabas comiendo los planes en el parque. 

Antes de tener un hijo, cuando está ya en camino y empiezas a verlo como algo real, empiezas a darle vueltas a esto y aquello y a tomar decisiones. Sobre todo si lo de la maternidad ha sido una decisión meditada y te has “esperado” años, pues has tenido tiempo para observar a otros, para darle vueltas… y te has hecho una especie de agenda en tu cabeza. El parto así, lactancia sí/no, dormirá con nosotros o en su cuna, lo pasaremos a su habitación con tantos meses/años/nunca (:D) y un largo etc.

Son cosas que en algún momento, dentro de tu inmensa ignorancia, crees de verdad que son decisiones tuyas. 

Pues no lo son.

Y cuanto menos hayas gravado en piedra todas y cada una de esas decisiones, menos sufrirás con la cancelación de tus planes. 

Me pongo a escribir esto a raíz de una conversación con unos futuros padres primerizos. El padre, muy ilusionado, me comentaba como iba a ser el parto, cuantos meses “iban” a dar el pecho… en un momento dado no me pude contener y le dije que fuera consciente de que, en el fondo, no eran decisiones suyas. Y creo que es bueno ser consciente de ello, y estar dispuesto a respetarlo.

He visto a algunas madres agobiarse profundamente por esos cambios de planes (madres por lo de que en el grupo de postparto éramos todo madres, no porque los padres no lo hagan, no lo sé). Convertir la lactancia en una especie de batalla con la naturaleza, forzar un colecho que no funciona, o vivir con dolor una alimentación con biberón.
A todos nos afecta, para que negarlo. Queríamos hacer las cosas así o asá. Pero la realidad, aunque en el momento no nos lo parezca, es que esa primera infancia que, tenemos tan clara, es un suspiro. Y lo más importante es disfrutarla. ¡Y dejar al niño disfrutarla también!

No hay comentarios: